IMÁGENES PARA UNA CARTAGENA ETERNA
Cartagena de Indias, la ciudad amurallada que fuera fundada por Don Pedro de Heredia en 1533 sobre la cadena de islas, lagunas y pantanos que circundan una de las bahías mejor resguardadas del Caribe sura mericano, disfruto de un par de siglos de auge colonial, demostró ser imbatible ante el asedio de piratas británicos y franceses, y dio lugar a una de las más enconadas luchas por la independencia absoluta de España, por lo que recibió el título de La Heroica, que su pueblo todavía recuerda con orgullo.
La competencia temporalmente perdida por el liderazgo portuario y comercial con la vecina ciudad de Barranquilla en la segunda mitad del siglo XIX, sumió a la Cartagena republicana en un estado de lentitud económica y decrepitud urbanistica que paradójicamente hoy debemos reconocer como afortunado, porque sirvió para salvar al Corralito de Piedra, su centro amurallado, del proceso de destruir lo viejo para construir lo nuevo, lo que normalmente era llamado "progreso". En comparación, hoy solo quedan escasas ruinas y recuerdos de las murallas, los baluartes y las casonas en otras ciudades fortificadas que no conocieron las tristezas de la decadencia, las cuales, como Cartagena, pertenecen al circuito de puertos seguros por donde navegaba la mítica flota de galeones que transportaba las riquezas del Imperio Español.
Ya bien entrado el siglo XXI, y próximos a celebrar el Bicentenario en una ciudad que es pionera de la Independencia americana, los residentes y los visitantes del mundo entero podemos disfrutar de los placeres de mirar una vieja Cartagena que ha rejuvenecido. Aunque existe una agenda pendiente en materia de desarrollo incluyente y cohesión social, saltan a la vista los avances logrados en virtud de ciertos factores materiales y humanos: más de cuatro décadas de trabajos de restauración arquitectónica; la aplicación de modernas políticas de preservación y reconocimiento a su carácter patrimonial: un flujo potente de inversiones públicas y privadas, de origen nacional e internacional; la atracción de un turismo cultural y de playa que suma su dinámica económica a la del comercio regional y un puerto marítimo fortalecido con enclaves industriales en la bahía.
Pero sobre todo, hay que destacar como pilar humano de este proceso de recuperación la fuerza de identi dad Caribe y la capacidad de adaptación de una comunidad local que se distingue por una cultura popular triétnica y vitalista, en cuyos valores, ritmos y sabores prevalece el espíritu libertario de mujeres y hombres negros que venían esclavizados del África Occidental, en afortunada sintesis con los aportes raizales de los indígenas y con la herencia cultural europea transplantada por los españoles.
La mirada amorosa y admirada, la pericia técnica y la edición impecable de las fotografias de interiores y exteriores de Facundo de Zuviría, impulsado en forma decisiva y entusiasta en este proyecto por su musa editorial, Erica Roberts, nos demuestran, a través de las imágenes de un libro de deliciosa esencia porteña, que La Heroica ha recobrado su esplendor, que está más hermosa y atractiva que nunca, y que sin duda se encamina a perdurar hacia la eternidad, como lo prefiguran los textos especialmente cedidos para esta publicación de Gabriel García Márquez y Héctor Rojas Herazo, cronistas ilustres de la bella ciudad de piedra, donde trabajamos duro y bailamos sabroso en medio de un perpetuo verano tropical.
JAIME ABELLO BANFI, Director General de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano
ISBN: 978-987-05-7417-0
Año de publicación: 2009
Encuadernación: Rústica
Páginas: 192
Fotografías a color